Gota a gota se van llenando con lágrimas las cuencas vacias de sus ojos, rebosando y deslizándose por las inexistentes mejillas, sin poder borrar la enorme tristeza de su vacío. Del hueco incompleto de su nombre, de la incertidumbre de ser cierto, verdadero. Se consuela, la nada tiene nombre, si tiene nombre, es y si es, también él existe. Ahora solo necesita que alguien encaje las letras que le traigan a la vida. Su nombre...
1 comentario:
Tanta melancolía ahonda heridas.
Sigue escribiendo y encontrarás tus respuestas, yo ya encontré las mías, o por lo menos eso creo.
Hasta pronto.
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