Los ojos escuecen y los párpados pesan, pero no más que eso otro, sobre la espalda y te encorba y odias. El amor es química, el odio, física. Tu cuerpo se dobla por el peso y sólo tienes uno, cuando se rompa, se gaste o se pase de moda...¿Qué harás con tu cuerpo doblado? Pensar en el. Tocarlo y el olor te repugna. Ya hace tiempo que perdió su sabor y no oyes sus lamentos, ahora no niegas el placer de observar la decadencia de la condena. Confinado en esta carcel que se pudre y se derrumba encima tuya.
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